Médica y guía emocional: Si yo pude sanar mis heridas, tú también puedes.

Descubre cómo liberarte de
cargas invisibles y vivir con
coherencia y paz.

A día de hoy soy una mujer más cerca de los 40 que de los 30 años, que compagina por temporadas su trabajo como médico con su proyecto Caminando con Sara:

Proyecto con el que acompaño a otras personas en su Camino para que se liberen de cargas que les impiden vivir con ilusión y sintiéndose plenamente dueñas de sus vidas.

¿Por qué hago esto?

Hoy uso todo lo que viví
—como médica, interventora estratégica y persona que reconstruyó su vida—
para acompañarte en tu transformación:
que vivas como realmente quieres vivir.

Que tengas la claridad necesaria para saber hacia dónde quieres ir.

Que puedas atar cabos y acoger el dolor quizás oculto que te frena, para así transformarlo.

¿Sabes que las respuestas están en TI? 

Sólo necesitas las preguntas adecuadas.

Y un entorno seguro y de confianza para sentir, transitar y expresar las emociones que no pudieron salir en su momento… y ahora te lastran, quizás sin que te des cuenta.

Si sientes que hay «algo» en tu vida que se repite y no está bien…

O que estás cargando con algo del pasado

Y verdaderamente quieres cambiar, tienes voluntad y compromiso con tu proceso de cambio…

Quiero invitarte a sanar tus heridas internas y desarrollar tu potencial para encontrar cómo vivir en coherencia con tus propios valores.

¿Qué significa vivir con coherencia?

Es alinear:

💭 PENSAR
❤️ SENTIR
🗣️ DECIR
🎯 HACER

Cuando estos cuatro van en la misma dirección, ocurre la magia:

Dejas de sentirte «dividido» entre lo que quieres y lo que haces.

Atraes relaciones que nutren, no que dañan.

Tomas decisiones con paz, no con miedo.

Te cuento un poco más…

¿Por qué haces lo que haces?

Haber tenido la fortuna de crecer empapándome de la cultura japonesa fue una influencia importante, aunque tardé muchos años en darme cuenta.

Mientras muchas películas y dibujos animados de Occidente se basaban en la dicotomía de “buenos” y “malos”, tengo grabadas a fuego algunas historias japonesas en VHS que nos enviaba mi abuela, en las que aquellos que cometían maldades no eran simplemente “malos”.

Tenían una historia de sufrimiento detrás.

Había un porqué.

 

Luego vino mi propia historia de dolor, cuyo culmen fue la muerte de mi hermano a mis 24 años. Recién licenciada.

Si ya había estado madurando durante los años previos trabajándome “mis historias”, éste fue el punto de inicio de un camino de exploración interna de una profundidad y una envergadura muchísimo mayores.

Camino en el que sigo, porque *SPOILER*😉: esto no se termina nunca.

Lo que no se termina nunca es la exploración

El aprendizaje

El crecimiento.

 

Pero lo que sí se puede terminar es con el sufrimiento diario

La angustia. 

La profunda tristeza que parece no tener fin. 

El sentir que “siempre” tropiezas con la misma piedra y las mismas limitaciones.

La culpabilidad por pagarlo con tus seres queridos.

 

Llega un momento en el que sí, sigues tropezando porque la vida está salpicada de disgustos ocasionales y porque eres humano, pero ya no caes en las mismas piedras.

Entonces, empiezas a disfrutar del camino

Y cada nueva piedra que te encuentras ya no la consideras una maldición, sino una oportunidad🌱

La búsqueda no es un ir, 

menos aún llegar;

es soportar el encuentro

en la ausencia de lo que buscamos:

dejarse encontrar

en la renuncia a lo esperado.

«Renuncia», Hugo Mújica

Preguntas que quizás te hagas

¿Crees que todo el mundo puede “cambiar” o mejorar su vida?

Desde luego. Pero sin olvidar que es necesario:

1. Estar dispuesto a asumir responsabilidad (no culpa) sobre tu vida.

2. Aceptar que a veces, el camino duele (como subir una montaña… ¡pero merece tanto la pena!).

Nací en Madrid pero tengo el corazón repartido también entre Nerja, Asturias y Kamakura (Japón).

He vivido en más sitios, pero los que llevo dentro de mí con mayor cariño son esos cuatro.

Para nada. Me encanta el trato con los pacientes. Y me encanta sentirme útil.

PERO es cierto que me siento mucho más llena por dentro cuando siento que alguien ha abierto los ojos un poquito (o mucho) tras haber hablado conmigo.

Y eso es algo que sucede más en mi trabajo como guía emocional que como médico de familia o de urgencias.

Uy, qué va. Mis primeros empleos de verano o vacaciones como dependienta fueron con 14 ó 15 años. Luego compaginé la carrera con ser repartidora de pizzas, auxiliar en cocina, profesora particular… y años después en mi etapa en Japón también fui profesora de español e intérprete médico en un proyecto de cooperación internacional.

Cada uno de esos trabajos tiene una historia y mil anécdotas detrás, pero eso ya no me cabe aquí jaja. Si te interesa escuchar alguna, apúntate a la newsletter y de vez en cuándo quizás caiga alguna😉

No, claro que no. Ha habido épocas oscuras y momentos de profundo pozo donde incluso llegué a perder la ilusión por vivir.

Afortunadamente no llegué a perder la cordura y siempre tuve presente que “todo cambia”, como dice la canción de Mercedes Sosa… y efectivamente así ha sido. 

Cada vez me pregunto menos “¿por qué?” y los sustituyo por más “¿para qué?”.

Además de comprender cómo funcionamos por dentro, por qué hacemos lo que hacemos, cómo se interconectan los elementos de nuestra vida para llegar al punto en el que estamos…

Pues me encanta la naturaleza. Especialmente subir montañas, llegar a la cumbre y ver paisajes espectaculares como los que brinda Asturias. 

Compartir tiempo con seres queridos también es algo que considero prioritario en mi vida, sin lugar a dudas.

Comer cosas ricas, explorar nuevos sabores, nuevas experiencias, nuevos lugares… 

Sí. Durante muchos años sentí que no quería morirme con la espinita clavada de “no haber probado” magisterio. Creo en la educación como el motor principal para mejorar el mundo.

Ahora no es que haya cambiado, en absoluto; de hecho, mi trabajo actual como guía emocional tiene en el fondo la misma base por la que sentía esa pasión por la docencia. 

Me explico:

Yo no concibo la educación como un “introducir y apilar conocimientos en la cabeza del alumno”.

Quiero entender educación como un encuentro en el que una persona guía y ayuda a desarrollar el potencial interno, “tirando” de lo que YA existe en el interior de la otra.

Y eso es lo mismo que puede hacer un psicólogo, interventor, guía emocional o terapeuta del tipo que sea: no es alguien que te dice “lo que tienes que hacer”.

A veces puede compartir pedacitos de sabiduría y experiencia propia, sí.

Pero su principal misión consiste en ayudar a que tenga lugar ese proceso de autodescubrimiento para que el alumno/paciente/cliente VEA y comprenda de manera más clara quién es, cómo es, se conozca mejor y pueda vivir así de manera más libre y feliz.

Te regalo mi ebook:
"¿Por qué siempre me pasa lo mismo?
5 pistas que te cambian la perspectiva"

Recibirás:

– Claves prácticas que te ayudarán a comprender mejor por qué tropezamos una y otra vez en la misma piedra.

– 2 ejercicios que pueden abrirte mucho los ojos y suponerte un punto de inflexión.

– Acceso prioritario a sesiones de valoración gratuita para empezar a comprender tu caso específico.